INSPECCIÓN RUTINARIA DE CASERÍOS (semana 13/07)
_el juego del miedo.
Después de que nos fracasara un pequeño negocio que incluía al gobierno de Corea del Norte y 25 millones de dólares en pokemones de agua, y viendo que el dinero que ganamos vendiendo churros en las manifestaciones anti-Bush empezaba a escasear, emparchamos nuestro viejo gomón celestial y nos fuimos a Alemania, felicitamos a la Canciller Merkel por los cincuenta años de la Unión Europea y por lo unidos que siguen estando, porque nosotros con tal de morfar de arriba decimos cualquier gansada, y ya con la panza llena pero los bolsillos cada vez mas vacíos decidimos ir hasta Palestina a ver a nuestro amigo Ban Ki-moon, y pedirle si no se copa y les tiende un puente para la paz a los macanudos del Consejo de Seguridad, que son unos que siempre se desvían por la autopista que va al infierno. Lamentablemente, nos enteramos de que la región estaba siendo asolada por Condooleeza Rice, un monstruo sediento de sangre de conejito bebe, y preferimos seguir viaje hasta Iraq, donde nos entrevistamos con el canciller Hoshiyar Zebari y le informamos que si quiere participar en el concierto de las naciones primero se tiene que conseguir una nación, porque sino va a venir un canciller de verdad y le va a terminar contestando con una guarangada. Nos prometió que lo iba a pensar y nosotros, viendo que es un muchacho muy accesible, le pedimos que si veía al vicepresidente le recomendara que parara de bajar pornografía de la Internet y saliera un rato a la vereda, porque nos parece que Iraq hace un buen rato que un caos. Nos volvió a prometer que lo pensaría y como ya nos había empezado a cansar, lo dejamos con el café a medio servir y nos fuimos a Irán, a ver como liberaban a la soldado británica que capturaron la semana pasada pero no, no la iban a liberar porque la respuesta del Reino Unido fue incorrecta y entonces, y visto que esta gente maneja la política internacional como si estuviera en un programa de Sofovich, huimos despavoridos antes de que nos quisieran obligar a partir al medio una manzana, y como nuestros problemas económicos seguían en ascenso nos presentamos en la oficina de migraciones de la Unión y preguntamos si no nos podían dar asilo político como venezolanos perseguidos por Hugo Chávez. El empleado nos contestó que ni éramos venezolanos ni nos perseguía Hugo Chávez y nosotros, que le íbamos a dar diez euros si se quedaba callado, nos fuimos pero antes de irnos pasamos por el estacionamiento y le “plantamos” cinco kilos de uranio enriquecido, una copia del Coran y una camiseta que decía “I love Islam revolution” en el baúl del auto... a ver si cuando lo manden a Guantánamo aprende a no ser tan alcahuete.
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