_el fin de los inicuos.

Después de pasar una semana completa escuchando a Litle Bush prometerles cualquier cosa a los presidentes latinos, mitad porque cree que son todos bobos, mitad porque sabe que el parlamento no le va a aprobar ninguna, y lamentando no haber podido cubrir la gira de Huguito Chávez, que seguro fue mucho mas divertida, porque estábamos ocupados amasando una pequeña fortuna con la venta de panchos y conos de papas fritas en las manifestaciones de repudio, nos vamos hasta las ruinas de Iximché, nos hacemos purificar por los sacerdotes mayas, y después de regalarles el trineo estelar como muestra de agradecimiento nos cruzamos a la isla de Cuba, les decimos a los muchachos de la cárcel de Guantánamo que la corten con las astillas de bambú, o algún sopre va a terminar confesando el homicidio de María Magdalena y se va a notar mucho, y sin mas tramite seguimos viaje hasta La Habana, nos hacemos un chequeo general en un hospital público para saber si el desvanecimiento que sufrimos cuando Litle Bush dijo que Tabaré Vázquez era tejano, porque cuando lo vas a visitar te invita a la estancia, no nos dejó secuelas permanentes; y mientras esperamos el resultado de los análisis alquilamos una lancha y nos vamos hasta la Unión, nos presentamos en el Pentágono y pedimos hablar con el Jefe del estado mayor, Peter “tolerancia” Pace, para que nos explique porque es inmoral manosearse con otro señor y, en cambio, no lo es ganarse la vida bombardeando los países que le caen medio gruesos a una banda de subnormales. El portero, siempre muy amable, nos explica que el jefe no nos va a poder atender porque está muy ocupado tratando de convencer a más latinos indocumentados de que, y si aceptan ir a morir como perros al medio oriente, cuando vuelvan los entierran como a ciudadanos de la Unión con todo y la banderita y nosotros, que a esta altura ya tenemos el estomago un poco revuelto y ni noticias de los análisis, nos tomamos el primer avión que pasa y nos vamos a Italia, porque tenemos que pasar por el Vaticano a preguntar si celebrar misa usando velas con la forma del Mencho Medina Bello, vistiendo la casaca del Racing Club, es considerado una extravagancia litúrgica y, además, les queremos avisar a los legisladores que la corten con las leyes inicuas, o cuando se mueran Benedicto no los va a dejar entrar en el cielo de los necios.