_el borde de la realidad.

Meses atrás, cuando le preguntamos a Dick el loco Cheney, como pensaban festejar los cuatro años de la liberación del pueblo iraquí, y su arribo a una era de paz, prosperidad y justicia para todos, y nos contestó que lo iban a festejar colgando a alguno, pensamos que hacía uso de su particular humor negro y si, eso hacía. De suerte que agarraron a uno que fue vicepresidente y lo llevaron a saltar la soguita igual que le hicieron a Saddan, que es uno que antes de saltar la soguita estuvo preso y antes de estar preso vivió en un pozo y antes de vivir en pozo fue presidente y como sea, nosotros, que habíamos pasado todo el fin de semana atrás de un mueble de la Casa Blanca, poniendo voz finita y gritándole “pajero” a los funcionarios que pasaban cerca, escuchamos a Litle Bush decir que la guerra en Iraq se puede ganar, cree él, pero tardará meses, y decidimos salir a hacer la inspección con la intención de demostrar que no todas las personas que gobiernan el mundo, cuando eran pibes, se golpearon muchas veces la cabeza. Eso y venderle unos pokemon de agua al gobierno Norcoreano. Para empezar nuestra demostración nos fuimos a Venezuela, tierra de Simon Bolívar y del nuevo socialismo y, no bien llegamos, nos dieron unas gorritas del Partido Socialista Único y nos pidieron que firmáramos el formulario de afiliación, les explicamos que lo queríamos pensar y no, si lo tenés que pensar no les sirve, así que nos sacaron las gorritas y, antes de que nos pusieran un brazalete identificatorio, y aprovechando unos teletransportadores que nos vinieron en el huevo Kinder, nos fuimos a Somalia, un lugar bastante alejado donde las cosas deberían ser bien distintas pero tampoco, al llegar a Mogadiscio preguntamos porque eran los disparos y nos explicaron que el ministro de Relaciones Interiores, Mohammed Mohamoud Gulled, estaba limpiando la capital porque el mes que viene empiezan las conferencias de reconciliación y no quiere que se le llenen de opositores. Le regalamos el teléfono móvil a unos pastores nómadas, antes de que nos empiecen a llamar los coleguitas de Nápoles y perdamos nuestra fortuna llevándoles cigarrillos, y nos hicimos una escapada hasta Bagdad para preguntarle al Secretario de la ONU, Ban Ki-moon, que opinaba de nuestra teoría y de paso avisarle que trate de permanecer debajo de los escritorios porque están tirando con mortero. Lamentablemente, cuando llegamos ya le habían tirado y se estaba bañando porque le quedo todo el pelo lleno de pedazos de techo y entonces, y viendo que como analistas políticos somos un mamarracho, decidimos regresar a los negocios y cerrar nuestra ronda en Norcorea, donde intentaremos convencer al gobierno de que somos su última oportunidad para canalizar los fondos congelados y, a cambio, estamos dispuestos a entregarles 25 millones de dólares en pokemones de agua que, es cierto, no sirven para un carajo, pero cuando llegue el verano les van a resultar mucho mas fresquitos que los de fuego.