-Alawi, Merceditas y la pólvora rusa.

Como estábamos apurados y teníamos todas las remeras para lavar, no pusimos una que decía “Alawi for president” y nos fuimos a Ucrania a ver al líder de la oposición, Victor Yushchenko, para preguntarle si era cierto que había fichado para el Milan en reemplazo de Hernán Crespo y, aunque no nos dejaron entrar por miedo a que lo envenenáramos, los amigos nos dijeron que lo del Milan era un invento del gobierno para perjudicarlos, nos regalaron una bufanda naranja y nos advirtieron que si pensábamos ir a Iraq nos iba a convenir cambiarnos la remera. Les explicamos que no teníamos otra y nos fuimos a Gaza, donde esta semana se hundió un túnel, murieron los cinco terroristas que estaban adentro y los israelíes, que estaban esperando cualquier excusa para estrenar unas topadoras que consiguieron en oferta, entraron a darle rienda suelta al urbanismo preventivo. Un palestino, que se había sentado a ver llover en lo que alguna ves fue la sala de estar de la casa, nos vio pasar y nos preguntó si pensábamos ir a Iraq con esa remera, le contestamos que era problema nuestro y, al llegar a la frontera, le dijimos a los soldados israelíes que allá había un tipo cavando un túnel, nos atamos la bufanda naranja en la cabeza y partimos hacia Cuba, a ver los adornitos que pusieron los norteamericanos en la puerta del boliche que tienen en la isla. Al llegar, los cubanos nos regalaron remeras del Che Guevara, nos dijeron que eran por si teníamos que ir a Iraq y nos invitaron a ver Bastión 2004, un ejercicio militar destinado a repeler una inminente invasión estadounidense. Como lo de la invasión podía ser cierto y la poca pólvora rusa que les queda a los cubanos ya debe estar toda húmeda, le devolvimos las remeras, le prometimos que no íbamos a ir a Iraq y salimos corriendo al lavadero, a ver si estaba lista nuestra ropa.
De regreso en Argentina, nos enteramos de que como doña Cristina y Don Alberto, el mayor de los Fernández, se fueron a España a ver si el Rey Juan Carlos les conseguía una palanca para anotarse en la moratoria del FMI, el presi Néstor aprovechó la semana para mirarse todas las películas de Steven Seagal. Nosotros, que no tenemos ni mujer que nos abandone ni amigo que nos haga los trámites, nos fuimos hasta el Ministerio de Economía a preguntar como marchaba el negocio. Un funcionario nos convidó porotos de soja tostados y salados, nos dijo que el desempleo había caído al 13% y que por favor circuláramos porque estaban por llegar los muchachos de los bancos que van a hacer el canje de deuda y querían barrer un poco. Sin tiempo de preguntar si entre los desempleados contaron a todos los que van a volar de la cancillería después del lío con la médica cubana, nos pusimos un prendedor del operativo Un sol para Felipe y nos fuimos a hacer patria junto a Santiago Montoya, que es uno que trabaja de subsecretario de ingresos públicos en la provincia de Buenos Aires y que para ganarse el cuadrito de empleado del mes salió a repartir intimaciones casa por casa. Mientras de la vereda de enfrente una vieja le gritaba que no sea tan ortiva porque lo iban a terminar fajando el funcionario no aclaró que ellos no estaban jodiendo y nosotros, con la tranquilidad de que aquello no era un circo y la certeza de que la vieja había empezado a cruzar la calle con una escoba en la mano, nos fuimos a seguir viendo gente seria al congreso de la nación, donde los diputados se juntaron a comer maní con chocolate y decidieron cambiar el día del padre al 24 de agosto, porque es la fecha en la que nació Merceditas San Martín... antes de que el General se levante de la tumba y empiece a degollar gente a diestra y siniestra cerramos nuestro informe y nos vamos hasta la florería a encargar una corona para el ex dictador Videla... que ya prontito la va a necesitar.