-el juez, el presidente y el evangelizador de leones.

Luego de escuchar la suculenta oferta que el Tito Lavagna les hizo a los bonistas privados nos pareció que era un buen momento para cambiar de negocio, así que rompimos los boletos y nos fuimos a ver al Juez Galeano con la idea de ofrecernos a declarar en alguna causa que estuviese pagando buen dinero. Al llegar nos dijeron que no estaba, que se había ido hasta el Consejo de la Magistratura para tratar de convencerlos de que antes de caparlo le pongan anestesia. Para hacer más sólida su defensa, el juez dijo que trabajó honestamente para llegar a una verdad posible, y que durante el tiempo que duró la instrucción ni Patoruzú ni el Caballero Rojo se acercaron a colaborar. Nos fuimos del juzgado a seguir buscando la manera de vivir del prójimo sin hacer ningún esfuerzo mientras los diputados nacionales, que creíamos que ya lo habían logrado, laburaban como presos en el proyecto de presupuesto 2005. El viernes, luego de aprender a sumar y de echar a patadas a los radicales, que estuvieron un gobierno completo votando cualquier gilada y ahora se pusieron medio melindrosos, aprobaron el proyecto, lo mandaron a senadores con una caja de alfajores de regalo y salieron mas rápido que volando. Mientras huía del edificio sacándose las zapatillas, un diputado recordó la lluvia de las jornadas anteriores y dijo: “por lo menos no nos perdimos ningún día de playa”. Lo que si se perdieron fue la presentación de la policía comunal, un nuevo cuerpo que deberá enfrentar el flagelo de los secuestros extorsivos mientras la guardia urbana, que se pondrá a las ordenes del intendente Ibarra desde marzo del 2005, tendrá que combatir a los pibes de entre 8 y 12 años que pasan golpeando con un palo las rejas que pusieron en las placitas. Ya, para terminar y con respecto al mega anuncio sorpresa del gobierno: no vamos a decir nada porque seguro que acertamos y deja de ser sorpresa.
Pasamos así al ambito internacional. En EEUU, y a pesar de la aplastante derrota en la ciudad de Metrópolis, donde la gente lo odia por haber matado a Superman, Litle Bush ganó las elecciones y con la fusta abajo del brazo salió a decir que había sido una victoria histórica, después paso a buscar al loco Cheney y se fueron a Kentucky, a nadar en un tonel de whisky nuevo como hacen todos los miércoles. Del otro lado del ring la malograda dupla ofensiva de los demócratas ya empezó a rehacer su vida. El pupi Edwars dejará la política y se anotara en el casting de vocalistas del grupo INXS; Veleta Kerry, que no tuvo tanta suerte, se consiguió un boleto de avión a Taiwán, donde trabajará como evangelizador de leones en los zoológicos locales. Pero dejemos los EEUU, compremos un paquete de pochoclos y vayamos a ver como era el mundo antes de que Litle Bush lo convierta en una inmensa estación de servicio. Mientras en la internet unos ingleses sacaron a remate la pierna izquierda de una estatua de Saddan, en Iraq siguen rifando todo lo que estaba alrededor. Esta semana degollaron a un iraquí, pusieron algunos coches bomba en Bagdad y secuestraron a suficientes jordanos como para armarse un equipo de fútbol. El fin de semana, y después de que limpiaran a tres miembros del consejo de gobierno, el presi Alawi declaró el estado de emergencia y nosotros, que no teníamos ninguna necesidad de quedarnos a averiguar de que se trataba, salimos corriendo y nos refugiamos en la apacible Tel Aviv, donde el otro día pusieron una bomba en un mercado, mataron a tres e hicieron ensalada de fruta para seiscientos. El ministro Sharon pidió que le sirvieran mucho juguito y se sentó a diseñar el plan “una pagina nueva” siempre a la espera de que espiche el bueno de Arafat. El plan es bien simple, consiste en hacer un gran pozo en la tierra, poner adentro el cuerpo de Arafat, invitar a bajar a todos los palestinos dispuestos a acompañar a su líder y después volver a taparlo. Antes de volver hacia la pampa pasemos por Afganistán a darle un fuerte abrazo a nuestro amigo Karsai, que fue declarado ganador de unas elecciones medio turbias que hubo en octubre y consagrado presidente. Ahora, lo único que le falta es convencer a los norteamericanos para que le devuelvan el país.