/Dios tiene un plan.

Superado e conflicto diplomático con México y despachada ya la comisión que intentará interceptar a nuestras tropas en el canal de Panamá para avisarles que se vuelvan, este predicador da comienzo al festín rogándole a los legisladores kichneristas que salgan de abajo de los bancos, ya que el templo es un lugar seguro donde lo peor que podría pasarles es que el Dr. Borocotto se les anote en el partido, y hablando de delanteros que pueden jugar tanto por izquierda como por derecha recibamos con un fuerte aplauso a don Alberto, el mayor de los Fernández, quien se molestó hasta aquí nada más que para recordarnos que el MERCOSUR salió fortalecido de la cumbre de las Américas… eso hasta que comiencen los bombardeos con fósforo blanco y nos entremos a debilitar. Le regalamos a don Alberto una de las cuatros cajas de sidra La Farruca que nos ganamos en el programa de Sofovich, para que la próxima vez que salga a decir gansadas al menos tenga una excusa y sin perder un momento recibimos al profeta y legislador porteño, Milciades Peña, que está decidido a leernos, antes de que se le termine el mandato, todo lo que escribe cuando llega a la casa y este predicador, que no está del todo decidido a escucharlo, recurre una vez más a la mentira piadosa y le dice a Milciades que acá a la vuelta hay uno intentando violar a la hermana menor de los derechos humanos. Milciades sale corriendo al borde de la crispación y nosotros continuamos, siempre a pico seco y a la espera de que las nuevas medidas anti inflación del Tito Lavagna den por tierra con el precio de la ginebra y nos permitan comprar los 50 litros que necesita un hombre promedio para empezar a creer que esta vez no le van a pegar al campanario, y recibamos a don Vicente Fox, que es uno que vino por lana y se volvió trasquilado y para completar su inatajable carrera al estrellato salió a decir que el Diego tiene la cabeza llena de humo. Distinto a él, que de tanto agacharse ante los poderosos lo que tiene lleno de humo es la cocina. El presi Fox se vuelve a su país a ocuparse de los mexicanos, o a dejar que los mexicanos se ocupen de él, no podemos estar seguros, y nosotros levantamos nuestras cruces para recibir a Monseñor Giaquinta, que todavía cree que los antibióticos son obra de Lucifer y que la sífilis se cura con desobediencia civil y de inmediato damos vuelta nuestras cruces para espantar al monseñor, antes de que a Dios se le terminen de hinchar las pelotas y decida fulminarnos a todos con un rayo, un diluvio o un nuevo disco de Natalia Oreiro y ya que estamos usando en vano el nombre de dios, este predicador quiere aprovechar para avisarle al patriota, Aníbal Ibarra, que el templo se encuentra huérfano de todo plan incluido el de evacuación, que Dios tiene un plan, así que si tiene alguna consulta puede ir a verlo a él… aunque va a ser difícil que lo atienda porque ahora está cenando.