/cuanta puta y yo que viejo.

Antes de comenzar, este predicador quiere agradecerle al ministro de planificación, Vaca Mala de Vido, que nos mandó un bidón oficial con cinco litros de gas oil de regalo, para que se los echemos al rastrojero y nos dejemos de jorobar con la crisis energética, y antes de que podamos considerar inaugurado este festín, el cuerpo de inspectores de la Ciudad de Buenos Aires irrumpe en el templo y pregunta si hay alguno fumando. Con el bolsillo del saco echando humo le contestamos que no, pero que en el sótano tenemos una destilería clandestina y en el quincho del fondo una ruleta y dos mesas de poker, por si quieren pasar a ver, pero nos contestan que ellos no están para controlar pavadas y salen del templo sin dejar de apuntarnos con sus detectores de humo portátiles. Superado el momento progresista de la noche, y como la nuestra es una comunidad poco religiosa pero muy humilde, que no puede costear niñas bonitas porque cobran mucho mas dinero, invitamos al escenario a Karina “Valentina” Mujica, le preguntamos si es cierto que a los gorilas, cuando la escuchan decir que el robo de bebes es un mito novelesco, se les pone morcillosa y antes de que nos conteste que sí le damos sus cincuenta y cinco pesos, la dejamos que se vaya a seguir planchando para afuera y puestos a alentar odios y divisiones informamos que el sidoso que se empoma a Etchecolatz en la cárcel no será de la partida esta noche, un poco porque el juez no lo dejó salir y bastante porque tiene contrato de exclusividad con la Revista Barcelona y como ya tenemos el diablo en el cuerpo, aprovechemos para decirle a los obispos que nos encanta que se comprometan y opinen de todo, pero que no se metan con la educación sexual porque de sexo no saben un pito... A menos que sepan y no nos quieran decir pero no, vamos a confiar en que no saben y vamos a alzar al cielo nuestros ceniceros para decirle al ex dictador Bignone que especifique a que se refería cuando le pidió a los jóvenes que terminen lo que ellos no pudieron, porque no nos queda claro si hablaba de destruir el sistema educativo, de reducir a los obreros a la esclavitud, de mandar a los chicos de dieciocho años a morir en una guerra planeada por un alcohólico o de perseguir, encerrar, robar, torturar y asesinar a todo el que no pensara como ellos... Para terminar, y por si alguno todavía no la entendió, este predicador invita al escenario a todas las putas y todos los borrachos de patria, porque aquí la patria realmente somos todos, para que juntos le mandemos un abrazo bien fuerte a nuestros coleguitas de la provincia de Buenos Aires, que lograron que las autoridades les dieran pelota sin tener que quemar un solo colchón.