_la coca, los derechos y la sangre coreana.

Despues de presenciar la injusta derrota de la banana mecánica frente al convinado local y ante la certeza de que este mundial está mas arreglado que el del 78, nos fuimos hasta las oficinas de la FIFA a hacer valer nuestro derecho de protesta exijiendo que nos permitan ir a ver todos los partidos en calzonsillos, como hicieron los holandeses contra Costa de Marfil. La recepcionista nos explicó que, lamentablemente, ya le habían vendido a alguno los derechos exclusivos de protesta, no se acordaban a cual y nosotros, nos pusimos otra vez los pantalones y salimos a dar una vuelta por el mundo hasta que empezaran los octavos de final. El primer destino elegido fue la USA, pero el muchacho que atendía la estación de servicio nos comentó que el congreso le estableció límites en el diseño de la estrategia de guerra a Litle Bush y John Kerry, el malogrado centrodelantero estrella de los democratas, se envalentonó, presentó una moción para retirar las tropas de Iraq el año que viene y Litle Bush se tuvo que ir a Viena porque no se aguantaba la risa. Asi que cambiamos de destino y siempre disfrazados de soldados de la unión, porque si vamos de turistas se sospechan, nos fuimos a Bolivia a expresarle al amigo Evo nuestro absoluto apoyo al plan de industralización de la hoja de coca e incluso, nuestra intención de montar una destileria que produsca grandes cantidades de licor de coca a muy bajo costo. Un poco porque no le gustó la idea y otro poco por miedo a que se la fueramos a contar a Lula, Evo nos regaló un monton de vales para cargar gas oil y nos invitó a retirarnos. Aprovechando el excedente de combustible nos fuimos a Gaza, donde el gobierno de Hamas le ofreció a Israel una tregua si dejan de atacarlos y si no, toda la guita que les va a dar la unión europea se la gastan en dinamita y al carajo... Como las bombas israelitas seguían cayendo y la cosa se estaba por poner demasiado buena nos tomamos el primer colectivo que pasó y nos fuimos a Iraq, a ver como seguia el país después de la muerte del serrucho al-Zarqawi. Todavia no habiamos salido de la estación cuando nos enteramos de los últimos progresos: la debilitada Al-Qaeda había secuestrado a 80 trabajadores y había anunciado la decapitación de cuatro rusos para ir haciendo lugar; los fiscales habían pedido la pena de muerte para Sadam y algun comedido le había matado a tiros a otro abogado para ir entrando en calor. Ante la evidencia de que nuestra colaboración se ha vuelto innecesaria, salimos haciendo eses, tomamos la recién abierta ruta de la seda y nos fuimos a Corea del Norte a preguntar para que lado tenían apuntado el misil, porque nosotros estamos en Alemania viendo un mundial y no quisieramos pasar un mal momento. Muy amablemente, los coreanos nos explicaron que el misil era de prueba y que no se lo iban a tirar a nadie, aunque no les faltaban ganas de pegarselo en la frente a Condoolleeza Rice, porque si hay algo que les molesta es la gente que degüella conejitos para tomarse la sangre. Les rogamos que moderen sus palabras, porque la señora Rice además de ser mala es un poco suscetible, y si siente que la provocan no va a dudar en cambiar la sangre de conejito por la de coreano, pero ellos nos dijeron que no les importaba porque estaban en todo su derecho y nosotros, que preferimos dejar morir al projimo como más le plasca, volvimos a Alemania, comprarnos unas cervezas, y nos sentarnos en el estadio de la Ciudad de Colonia a ver a Zinedine Zidane demostrar que para jugar bien al futbol siempre es mejor ser lento, viejo... y un poco pelado.