_la cárcel, las visitas y el idioma extranjero.

Con las rodillas y el alma temblando dejamos atrás la isla de Java, y siempre tratando de comunicarnos con el presidente argentino Nestor Kichner, para preguntarle si deja salir a jugar a Carla Conte, ahora que levantó la prohibición de exportar carne, nos ponemos nuestras alitas étnicas y nos vamos a Bolivia, a avisarle a Evo Morales que no se pare tan cerca de Huguito Chávez, no sea cosa que justo los norteamericanos lo terminen de medir, le acierten con un misil quirúrgico y termine con el traje típico todo lleno de sangre. Ya en Sucre, y después de tomarnos seis litros de licor de coca para no apunarnos, nos enteramos de que Litle Bush dio luz verde para conspirar contra Evo y nos vemos obligados a suspender nuestra visita protocolar y nadar a brazo partido hasta llegar a Estados Unidos, para pedirle a Litle si no nos deja conspirar contra algún otro, porque Evo es un buen muchacho y una vuelta nos presto gas oil. En Washington, buscamos una sucursal de la Western Electric, para reclamar porque el celular que nos vendieron se queda sin señal, y necesitamos hablar urgente con el presidente argentino, pero lo único que encontramos es a un promotor de Movicom que nos ofrece vendernos otro móvil, con tarjeta y sin factura, y nos cuenta que el gobierno de Irán acepto negociar, así que Litle Bush debe estar ocupado aprendiendo árabe y lástima que no vinieron hace unos días, porque estuvo de gira Vicente Fox, que es uno que atiende a cualquier perejil con tal de juntar un voto. Le preguntamos a que vino y nos responde que vino a defender el derecho de los sudacas patasucias a emigrar en busca de uno de esos trabajos que no quieren hacer ni los negros. A que otra cosa vendría? Le preguntamos si lo dejaron quedarse y no, gracias a dios no lo dejaron, le compramos un teléfono marca Delos y enterados de que Tony Blair también está de paseo por aquí, nos corremos hasta la universidad de Georgetown para avisarle que si realmente quiere pacificar a Iraq le va a tener que meter pata, porque a este ritmo, y si no lo pacifica rápido, entre el serrucho Al Zarkawi y Litle Bush van a matar hasta al tiempo. A mitad de camino, y un poco porque el móvil sigue sin señal, y bastante porque no queremos gastar pólvora en chimango, le juramos a un contestador telefónico que si no nos solucionan pronto el problema de señal nos presentaremos personalmente en las oficinas de la Unión Telefónica, compramos dos paquetes de cigarrillos y nos vamos a llevárselos a los coleguitas Kulayev y Moussaoui, quienes purgaran condenas perpetuas en cárceles para terroristas y nos recordaran, perpetuamente, que es lo que le pasa a la gente cuando los poderosos son obligados a interrumpir su almuerzo: La gente se muere... Qué? Pensaron que estábamos jodiendo?