_la ética, los clones y el hijo de la bestia.

Siempre preocupados por quedar bien con Dios y con el Diablo, salimos a buscar al hijo de la bestia con una bolsa llena de regalos y elegimos, para empezar y sin segundas intenciones, la capital del gran imperio de occidente y, más precisamente, el Pentágono. En la puerta nos encontramos al portero tomando tereré en hojotas y ballenera y le preguntamos si no vio pasar a un pibe con cola, cuernitos y, presumiblemente, un tenedor en la mano. Nos explica que no estuvo prestando atención porque está muy preocupado: el gobierno lo comisionó para que investigue las masacres de civiles en Iraq. Es complejo, nos explica, porque matar de a uno resulta antieconómico, vamos a tener que volver a usar fósforo blanco, napal o algo y nos pregunta si nos queremos anotar en un curso de conducta ética para militares, lo único que hay que pagar son cincuenta pesos de cooperadora. Le informamos que carecemos de ética y le sugerimos que sería mejor adoptar en Iraq un estilo más amigable, como está haciendo la OTAN en Afganistán. Nos explica que ellos con lo único que son amigables es con lo ajeno y nosotros, que acabamos de recordar que teníamos una misión, nos revisamos los bolsillos para asegurarnos de que no nos falte nada, dejamos atrás el Pentágono y nos vamos a Harvard a ver al grupo de científicos clona humanos porque parece cosa e´mandinga. Revisamos todo el laboratorio y lo más endemoniado que encontramos es un disco de Black Sabat, le preguntamos a un señor de delantal si ellos tienen algún tipo de arreglo con el maligno y nos explica que no, que por ahora se están financiando con fondos privados porque el gobierno les exigía usar como modelo de sus experimentos a Jango Feet e inculcarle a los niños clon un odio furioso contra los jedis. Nos invita a colaborar a nosotros también, le preguntamos que nos alcanza con un peso y nos responde que no sabe qué es un peso, pero que si le damos un dólar nos hace un clon de Jennifer López. Le pagamos y le pedimos, si nos es molestia, que nos la saque un poquito menos caderona y, como va a tardar por lo menos una semana y viendo que esto del 666 es otro invento del papa Benedicto, que es uno que insiste en opinar sobre los homosexuales como si supiera, nos vamos de una corrida hasta Venezuela y le pedimos a Huguito Chávez si no se inmiscuye un poco en los asuntos peruanos, como para matar el tiempo hasta que empiece el mundial. Nos dice que lamentablemente no tiene tiempo porque está escribiendo el guión para la primera película de los nuevos estudios cinematográficos de Venezuela, se va a llamar "Las Aventuras del Sr. Peligro" y nosotros, que estamos medio sugestionados y cada vez que lo vemos a Chávez creemos oír el zumbido de los misiles quirúrgicos le deseamos mucha suerte y ya dispuestos a presentarnos en el curso de ética en Bagdad, nos enteramos de la muerte del reconocido director de cine snuff, Abu musad al-Sarqawi, más conocido como "el serrucho" debido a lo repetitivo de sus guiones, y preferimos cambiar de rumbo e irnos a Chile a tirar unas piedras con los pibes del secundario, que siempre es mejor que ver al primer ministro iraqui, Nuri al Malik, salir con una corneta y un gorro a decir que esto es otro paso hacia la libertad y hacia la democracia y no aclarar que su libertad, y su democracia, quedan allá abajo... al fondo del precipicio.