_las uñas de la democracia.

Después de que nos expulsaran del Brasil por el principio de reciprocidad, y de que nos volvieran a expulsar por gritarle ¡Bésame, soy gallego! al funcionario de aduanas, nos fuimos hasta el Ecuador a pedirle a Ojitos de cielo Correa que nos perdonara por haber violado la soberanía de su país en innumerables ocasiones, y a decirle que por la PC de Reyes ni se caliente, que si el asunto se pone chungo nosotros le traemos una Commodore que fue del avioncito Bin Laden, y antes de traerla la llenamos con videos de una vez que se fue a veranear a La Lucila del mar con Álvaro Uribe y un par de locas que les mandó el gobernador de Nueva York, porque parece que se debían unos favores. Ojitos de cielo nos prometió que nos iba a perdonar, pero que tomaría un poquito de tiempo y nosotros le contestamos que no importa, que mientras él nos perdona nosotros nos vamos a ir a ver como siguen nuestros negocios en el mercado de la energía y Correa, que además de zurdito es curioso, nos preguntó si estábamos invirtiendo en bio-combustibles y no, estamos contrabandeando gasolina venezolana y vendiéndola en Colombia, pero mejor no le damos más detalles o Uribe va a salir a decir que encontró un Atari, que el Atari era nuestro, y que el que escribe El semillero de dios, en realidad, es un hijo no reconocido del general Perón y como sea, y enterados de que esa mujer horrible, llamada Condoleeza Rice, estaba llegando a la región para asegurarse de que los sudacas no estén intentando meterle gato por conejito bebe, dejamos atrás el Ecuador y nos fuimos hasta el vaticano a preguntar quien fue el mamarracho al que se le ocurrió que desde ahora, y para entrar al infierno, hay que hacerse genetista, que estaban mucho mejor los pecados de antes, que te encamabas con una vecina casada y chau, ya entrabas al infierno y hasta te servían vermú. El portero del vaticano, muy amablemente, nos explicó que él no estaba autorizado para brindar esa información, pero que le parecía que lo de la genética tampoco era tan difícil, es cuestión de cazar una vinchuquita y cortarle las patas a ver si se queda sorda nos dijo y nosotros, viendo que esta gente dejó el paco pero porque ya no le pegaba, nos estábamos por ir hasta la Unión a decirle a los demócratas que paren de armar escandaletes para hacerse renunciar colaboradores, o cuando lleguen a la presidencia le van a tener que pedir al republicano McCain que les mande un par de operarios de la fabrica de papas fritas para completar el gabinete de ministros, cuando nos avisaron que el gatero de Eliot Spitzer, al final, tuvo que renunciar porque parece que lo grabaron y se enteró hasta la esposa, así que resolvimos que lo mejor era irnos a Rusia a reventar los dólares que no quedaban comprando un par de guarniciones militares abandonadas, porque esta gente sigue perdiendo el tiempo con pavadas y, cuando la economía se les termine de ir al carajo, la Reserva Federal va a pretender pagarnos con chalets abandonados en California, que es lo único que les va a quedar si no la cortan.