_la altura de los acontecimientos.

Después de pasar por el DF a saludar a nuestro amigo Ando Masahashi, avisarle que tenemos disponible una Hatori Hanso legítima, por si a Hiro le interesa, y apalabrarlo para que nos consiga el teléfono de Riyo, una morocha conocida de él que está un montón, nos tomamos el primer avión que pasa y nos vamos a morir a Iraq, que siempre es mejor que quedarnos a esperar a que nos encuentre la mafia de Ulan Bator, a la cual convencimos de que la mejor forma de lavar su dinero mal habido era invertir en la bolsa de Shanghai que, y para variar, se volvió a ir al carajo. Una vez en Bagdad, rumbeamos para la zona verde, nos metemos en un edificio público con el cuento de que somos basureros, y estamos vendiendo bolsas de consorcio para comprarnos guantes, y en un pasillo nos encontramos al primer ministro: Nuri al-Maliki. Le preguntamos qué esta haciendo ahí que nos está gobernando, y nos contesta que hay una reunión diplomática entre la Unión e Irán, y lo hicieron salir de la oficina porque tenían que hablar cosas de funcionarios de verdad, que son los que trabajan en los países de verdad. Le damos cinco pesos, para que se vaya al kiosko y se compre unas mielcitas, así no molesta, y viendo que aquí no pasa nada dejamos la zona verde y nos adentramos en las callejuelas de la ciudad Sadr, decididos a rescatar a los británicos secuestrados para después negociárselos al Tony Blair. Llegamos al local del ejercito Madhi, nos presentamos y exigimos hablar con Moqtada al-Sadr. Nos hacen pasar a la cocina y nos recibe la Cabra, que justo estaba calentando la pava a balazos para hacerse un té, y sin dejarlo ni pensar le preguntamos si es cierto que él secuestró al técnico de PC británico y a sus cuatro guardaespaldas, porque instaló un Windows Vista que se bajo de la Internet en una Pentium III, con 64M de ram, y ahora no le anda ni para atrás ni para adelante. La Cabra nos recomienda que paremos de leer las reflexiones que publica Fidel Castro en el Granma, porque estamos empezando a tener ideas un poco raras, y nos informa que el agua ya está caliente, y si no tenemos ninguna otra pregunta se quisiera tomar su té. Dejamos ciudad Sadr con la sensación de que el problema de este país es que la gente se niega a prosperar, y enterados de que Nico “camión hidrante” Sarkozy le ofreció a Zapatero su apoyo total y firme contra la ETA, y contra cualquier otra minoría a la que se pueda someter y humillar, porque total son poquitos, resolvemos que lo mejor será irnos a Zurich a apoyar a nuestro ídolo Milton Melgar en su protesta contra la FIFA, mitad porque le hicimos comprar toda la estática de “La Tacita de Altaj” a la mafia de Ulan Bator, con el cuento de que cuando empezaran las eliminatorias la revendíamos y hacíamos un dineral, y si ahora nos suspenden el estadio porque está muy alto no nos salva ni la carta de recomendación que nos firmó Kublai Khan… pero esa es otra historia.